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El equipo de balonmano de Cuenca, acompañado de su leal afición, ha dejado una huella en la historia al conseguir el subcampeonato en el torneo Asobal celebrado en Torrelavega, al alcanzar el segundo lugar en la clasificación

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TORRELAVEGA (CANTABRIA)/ CUENCA, 3 (EUROPA PRESS)

El Rebi Cuenca ha escrito este 3 de junio en Torrelavega una de las páginas más grandes de la historia del balonmano de esta ciudad al convertirse en subcampeón de la Liga Asobal; y lo ha hecho acompañado de una treinta de conquenses, entre ellos incondicionales que estuvieron cuando el equipo jugaba en categorías más bajas y que hoy disfrutan al ver a su equipo en el segundo escalón del podio del campeonato.

Torrelavega puso el ambiente en la fiesta, con Fan Zone y música en directo en los aledaños del pabellón Vicente Trueba antes del partido y las gradas repletas de camisetas naranjas, sobre todo de jóvenes de la rica cantera de este club. El ‘speaker’ cántabro presentó a los conquenses como “uno de los grandes equipos de la liga Asobal” y así lo reconocieron los aficionados locales con aplausos. El calor y la humedad fueron los ingredientes sorpresa a un partido en el que jugadores e hinchas sudaron física y mentalmente.

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En lo puramente deportivo, el Rebi Cuenca impuso en el primer tiempo su superioridad defensiva sin dejarse amedrentar por el ambiente del escenario. El portero Ben Tekaya volvió a ser determinante con paradas en momentos importantes y el equipo entrenado por Lidio Jiménez logró una renta de cuatro goles en el primer tiempo.

En la segunda parte la calidad de Pablo Simonet desarmó al Torrelavega y los conquenses llegaron a tener una ventaja de siete goles. Los cántabros son un equipo que no se rinde nunca y plantaron batalla, pero finalmente los conquenses resistieron el empuje para refrendar el subcampeonato.

La celebración conquense se desató minutos antes del pitido final. Simonet fue el primero en romper en lágrimas de felicidad y muchos aficionados invadieron la pista para compartir besos y abrazos con los jugadores que han llevado al balonmano de Cuenca a lo más alto.

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Entre los momentos más emotivos, la despedida, manteado por sus compañeros ante la mirada de sus padres del capitán, Nacho Moya, que se marcha tras alcanzar una gloria que, como decía el técnico Lidio Jiménez en el túnel de vestuarios, es de todos.


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