SALAMANCA, 16 (EUROPA PRESS)-
El nombre y la fotografía del boxeador Fabián Vicente del Valle ya lucen en el Mural de los Olímpicos de Salamanca, que rinde tributo a los deportistas de Salamanca que participaron en alguna de las ediciones de los Juegos Olímpicos.
Con esta incorporación, la ciudad ha rendido tributo al célebre púgil, que ha sido el único salmantino hasta el momento que ha abanderado a la selección nacional, concretamente en la edición de 1948.
Ahora, se ha sumado al elenco de deportistas ya incorporados a la sección, cuya placa que ha sido descubierta por el alcalde, Carlos García Carbayo, y por los hijos del recordado boxeador, Manuel y Fernando Vicente, durante un acto que ha reunido a representantes del deporte y del Ejército del Aire.
Durante su intervención en el homenaje, el regidor ha repasado la trayectoria de este campeón, quien conjugó su vida militar con su pasión por el boxeo, disciplina en la que logró victorias nacionales e internacionales y llegó a ser coronado como Campeón Nacional de los Pesos Pesados.
Hijo de guardia civil, Fabián Vicente del Valle gozó de un gran reconocimiento tanto dentro como fuera del ring y Juan Antonio Samaranch llegó a decir de él que “pasarán cien años para que alguien tenga su currículum deportivo y profesional”, ha recordado García Carbayo.
En el campo militar, accedió a la Aviación, ejército al que dedicaría su vida, llegó a ser coronel del Ejército del Aire y vocal del que fuera Estado Mayor de Defensa. Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Salamanca, fue nombrado técnico de la sección Anti-Gas de Defensa Química de la ciudad, y se encargó de organizar la compañía de bomberos de Salamanca.
TRAYECTORIA DESPUÉS DE COLGAR LOS GUANTES
Cuando colgó los guantes, no se desvinculó de su amor por el boxeo sino que fue nombrado seleccionador nacional y ahondó en el arte pugilístico escribiendo el libro ‘La técnica del boxeo’, “obra pionera en España y de referencia en el mundo de este deporte”, según la información aportada por el consistorio.
Su ingenio le condujo a inventar un nuevo guante de boxeo que patentó en 1949. Con este modelo se evitaban las lesiones del dedo pulgar y “se convirtió en un éxito y hoy se sigue comercializando en todo el mundo”.
En el campo militar, el piloto fue admitido en la base aérea de la Virgen del Camino. Años más tarde, en la recién creada Academia General del Aire de San Javier organizó sus laboratorios de física y química, donde también fue el profesor de educación física.
Sus logros y honores castrenses se materializaron en una larga lista de condecoraciones, entre las que destacan la Medalla de la Campaña con distintivo de Vanguardia, Cruz Roja al Mérito Militar, Cruz de Guerra, Cruz del Mérito de la Orden del Águila, Cruz de San Hermenegildo y Cruz del Mérito Aeronáutico.
En lo deportivo también fue nombrado presidente de la Federación Española de Lucha y miembro del Comité Olímpico Español, desde donde trabajó para que España acogiera en 1964 el Campeonato de Europa de Atletismo.
La Federación Española de Lucha y la Delegación Nacional de Deportes le encargaron en 1951 organizar y otorgar personalidad jurídica a los emergentes clubes de judo, e impulsó la creación de una federación propia para este deporte.
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